jueves, 19 de febrero de 2009

¿Estamos dentro del reino de Dios?

Juan 3:1-15


Claro que estamos dentro del reino de Dios, las palabras de Juan el Bautista son claras en ese sentido:

"Mateo 3:2 Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado."

Después el mismo Jesús menciona esas mismas palabras:

"El reino de los cielos se ha acercado"

Bien es verdad que nuestra esperanza de gloria no fija este reino de los cielos aquí, en esta tierra, ya que lo que esperamos trasciende necesariamente a la eternidad. Sin embargo es evidente que el reino de los cielos se ha acercado, Juan hablaba de él porque sabía que la venida de su instaurador, (Cristo) era inminente. El pasaje de arriba sin embargo pareciera dar a entender que el reino de los cielos es algo ajeno a este momento, pero eso es porque Cristo hace referencia a la eternidad, a aquello que dejará de pertenecer a lo terrenal o temporal. No obstante, es en este tiempo cuando el ser humano puede tener acceso a la entrada en el Reino, Jesús se lo deja bien claro a Nicodemo: "Es necesario nacer de nuevo" y este nacer de nuevo solo es posible en el tiempo que nos toca vivir, aquí, en esta tierra nuestra. Así que podemos decir que el Reino de los cielos se ha acercado a nosotros, pues Cristo lo instauró al venir a la tierra, de hecho se nos pide a los miembros de este reino que trabajemos por él, que vivamos nuestras vidas teniendo en cuenta el reino al que pertenecemos, aunque, claro está , cuando se cumplan los tiempos del ahora y estemos en la eternidad, eso será ya otra cosa, aunque también es el reino.



http://www.youtube.com/watch?v=zMY2-ksZ68A

Nietzsche

“La idea de Dios para Frederich Nietzsche representa la concreción máxima de los valores de la cultura judeo-cristiana. La demostración del engaño a que nos somete y de la infravaloración de lo humano obliga al filósofo a destruirlo. Pero, tras su muerte, hay que tener cuidado con no sustituirlo por otros elementos que desempeñan las mismas funciones, como ha sido el caso de la Ilustración con la razón, el Positivismo con la ciencia o el Liberalismo con el Estado.

Si Dios ha muerto, la moral occidental no tiene ningún sentido: hay que transmutar todos los valores sostenidos en el resentimiento de la moral de los esclavos por los valores de la vitalidad y la fuerza de la moral de nobles y señores.

Los valores que ahora aparecen poseen un sentido auténticamente extramoral, fundados en el sentimiento de fuerza: son indefinibles y representan solamente posiciones desde la que se comprende lo vital.”



Opinión personal

En general, a esta sociedad le importa más bien poco todo lo que a Dios se refiere. Pocos son los que deciden escuchar y aceptar todo lo que Él nos da, nos dice. Pocos son los que deciden seguirlo a pesar de las consecuencias que eso conlleva aquí en la tierra, sin importarles ser señalados con el dedo. Pocos son los valientes que se atreven a decir "Sí, yo amo a Dios". Y a pesar de todo él (Nietzsche) les llama débiles... En mi opinión la debilidad es no atreverse a decir lo que uno cree, no atreverse a decir lo que uno es...

La mayoría de la gente prefiere no preocuparse por las preguntas sin, en su opinión, respuesta a las que les conduce el no saber la razón de su existencia aquí en la tierra. Es un enigma sin resolver que nunca se resolverá, y deciden, por consiguiente, vivir sin ninguna preocupación. Otras admiten el hecho de que existe un ser superior a nosotros, llámalo Dios o "algo", que está ahí, pero que poco les importa lo que pueda ser, decir, ( y podríamos llenar la lista de infinidad de verbos de ese estilo)... Se llaman "creyentes", pero no han tomado la decisión de comprometerse. Y creer, significa comprometerse.

Y, de todas formas, seguimos con las leyes, la moral de la iglesia, basadas en la Biblia. "¿Por qué?", pregunta Nietzsche. Yo le responderé. Porque la Biblia, como el que la inspiró, es justa. Todas las leyes, los valores, que en ella son mencionados no son ninguna mentira, sino leyes justas, valores justos, ... Los que, lamentablemente, no podremos alcanzar en su plenitud en este mundo tan injusto. Todas estas cosas no son una invención del ser humano, creadas, nada más y nada menos, que por la envidia. Pongamos como ejemplo el amor al prójimo. Dudo mucho que un ser tan imperfecto como el ser humano sea capaz de inventar un sentimiento tan perfecto como el amor. De echo, dice la biblia, "nosotros amamos porque Él nos amó primero". Y este amor del que estamos aquí hablando solo puede llegar a convencernos si buscamos la justicia por encima de nuestro propio beneficio y consideramos a los demás superiores a nosotros mismos.